Ginkgo biloba: el aliado ancestral para la mente clara y el equilibrio emocional

Baobab: 1 superfruto africano con más energia que nunca imaginasteis

El Ginkgo Biloba y sus beneficios!

¿Has oído hablar del Ginkgo biloba? Es uno de los remedios naturales más antiguos del mundo, usado durante siglos en la medicina tradicional asiática y respaldado hoy por la ciencia moderna.

En Ksumai lo conocemos bien, y por eso está presente en nuestras fórmulas de Baobab Complex y Moringa Complex.

¿Por qué lo elegimos? Porque funciona.

1. Favorece la memoria y la concentración

Gracias a su capacidad para mejorar la circulación sanguínea cerebral, el Ginkgo biloba apoya la memoria, la concentración y el enfoque mental.

Un estudio publicado en Psychopharmacology (2000) demostró que, en tan solo seis semanas, el extracto de Ginkgo mejoró significativamente la memoria de adultos sanos (Kennedy et al., 2000).

Esto lo convierte en un gran aliado en épocas de estrés mental, exceso de trabajo o niebla cerebral.

Por eso lo incorporamos en nuestro Baobab Complex, tonificante masculino

2. Ayuda a regular el estado de ánimo y la ansiedad

El Ginkgo también ha demostrado ser útil para reducir la ansiedad y mejorar el estado de ánimo.

Un ensayo clínico publicado en el Journal of Psychiatric Research (2007) encontró que el extracto de Ginkgo puede disminuir la ansiedad, especialmente en personas con estrés leve o síntomas emocionales relacionados con el cambio hormonal (Woelk et al., 2007).

Por eso lo incorporamos en el Moringa Complex, un complemento pensado para mujeres en etapas de transición hormonal que buscan más energía, serenidad y vitalidad diaria.

¿Por qué está en nuestras fórmulas?

Porque en Ksumai seleccionamos ingredientes con evidencia y propósito. El Ginkgo biloba es sinónimo de claridad, equilibrio emocional y vitalidad mental. Y al combinarlo con otros superalimentos en nuestras fórmulas, multiplicamos sus beneficios.

Descubre el poder del Ginkgo en nuestras fórmulas naturales. Tu mente (y tu cuerpo) lo notarán.

Referencias científicas:

1. Kennedy, D. O., et al. (2000). Psychopharmacology, 151(4), 416–423.

2. Woelk, H., et al. (2007). Journal of Psychiatric Research, 41(6), 472–480.