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Cómo conocí los beneficios de la moringa en Pódor, Senegal

Cómo conocí los beneficios de la moringa en Pódor, Senegal

Cómo conocí los beneficios de la moringa en Pódor, Senegal

Hace años, en Pódor, una región al norte de Senegal, tuve una experiencia que cambió mi manera de entender las plantas medicinales y sus increíbles beneficios. Como practicante de medicina tradicional china, me encontraba allí realizando acupuntura, pero también atendíamos todo tipo de dolencias con lo que teníamos a mano. Éramos, en muchos casos, la única opción de asistencia para los habitantes de la zona.

Un día, vino a verme un hombre llamado Mamadou. No sabía su edad exacta —de hecho, es difícil calcular la edad de un senegalés si ellos mismos no la conocen—, pero yo le habría puesto unos setenta años. Lo que sí era evidente era la gravedad de la herida que traía en el pie. Se la había hecho con un cristal y era enorme. Aquí en Europa, alguien con una herida así acudiría a un hospital o a un dispensario, pero allí, en aquel rincón de Senegal, Rafael y yo éramos la única alternativa.

Siempre llevábamos con nosotros apósitos, desinfectantes y vendajes que nos enviaban amigos desde Girona, así que empezamos a curarlo de inmediato. Sin embargo, yo sabía que la recuperación no sería fácil. Mamadou mencionó que en su familia había antecedentes de diabetes, aunque él mismo no sabía si la padecía. Aquello podía complicar mucho la cicatrización. Me preparé para semanas de curas, convencida de que la herida tardaría en cerrar.

Para mi sorpresa, en apenas una semana ya se veía una mejoría impresionante. La piel estaba regenerándose a un ritmo que no me explicaba. Intrigada, le pregunté a Mamadou sobre su alimentación. Siempre he sido curiosa con los hábitos de mis pacientes, porque la medicina no solo está en los tratamientos, sino en el estilo de vida. Me respondió que cada día tomaba Sap-sap.

Nunca había oído hablar de ello. Yo no conocía aún las plantas de esa región y quise saber más. Entonces, Mamadou me explicó que Sap-sap era lo que en inglés llamaban Neverdaye, el árbol que nunca muere. Estábamos hablando de la moringa.

Mi interés creció y decidí investigar más a fondo. Busqué información con Yassin Rassin, un gran conocedor de las plantas medicinales de la zona. Me confirmó que, en francés, la llamaban moringa, y me explicó muchas de sus propiedades. Profundicé en la literatura africana y descubrí que este árbol era realmente extraordinario.

La moringa estabiliza la glucosa en sangre, lo que la hace ideal para personas con diabetes o con predisposición a padecerla. Aporta una energía increíble, tanto a los niños como a las mujeres después del parto, a quienes atraviesan la menopausia, ayuda en la recuperación de la salud después de operaciones quirúrgicas o tratamientos para el cáncer y a los hombres que realizan trabajos duros. Es un alimento completo y medicinal a la vez.

Después de ver cómo la herida de Mamadou se curó completamente en apenas 15 días, empecé a recomendar moringa a más personas y a investigar sus aplicaciones. Con el tiempo, esto me llevó a desarrollar los productos que hoy forman parte de Ksumai. La fórmula de Moringa Complex nace de esta experiencia, al igual que nuestra investigación sobre el aceite de moringa y sus infinitas propiedades.

Esta historia no solo marcó mi camino, sino que también es el origen de lo que hoy compartimos con vosotros. Así que, cuando probéis nuestros aceites o suplementos de moringa, sabed que detrás de ellos hay un aprendizaje profundo, una vivencia en la que la naturaleza me mostró su poder de la manera más impactante.

Gracias por ser parte de este viaje.

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